En toda la inmensidad de tu ser, siento que ya no me arriesgo, temiendo ser audaz y teniendo cuidado de no parecer acomodada. El amor me parece cómodo, confortable, como un abrazo afable y acalentador o como un beso caliente y que te transporta al más sublime universo. La idealización no es algo que me atrae más, digo lo que siento y no tiene nada más sincero que eso. Quería darte el mundo, yo diría, tiempos atrás, pero me has enseñado, de alguna manera, que el mundo pertenece a todos y dividirlo igualitariamente es más justo y plausible. Quería que el mundo viera el poder de tu sonrisa y que ese gesto fuese capaz de tranquilizar a esa sociedad, se burlaba y desgraciada, pero yo confieso que prefiero tener dosis homeopáticas de esa sensación sólo para mí, porque soy egoísta en toda la ignorancia y insegurancia de mi ser. Nací mujer y así moriré, me convertí mujer y así no me conformé, con el ser social al cual fui calificada y usurpada mi paz fue atravesada. Me sigo perdiendo y encontrándome en tus brazos, entendiéndome y cambiando en nuestras conversaciones y ambicionando un futuro más honesto para nosotros, para todos. Su amor me hace mejor. Gracias.
Nenhum comentário:
Postar um comentário